
El asesinato de Charlie Kirk, una de las voces más prominentes del conservadurismo juvenil en EE. UU., ha puesto de relieve la grave amenaza de la violencia política en el país. Mientras el FBI avanza en la búsqueda del responsable, el suceso ha generado una condena transversal y un llamado a la reflexión sobre la polarización y la seguridad de las figuras públicas en el debate democrático.