
La JEP marca un precedente histórico al reconocer a 104 hombres, incluyendo 35 menores, como víctimas de violencia sexual por parte de paramilitares. Esta decisión visibiliza una violencia de género históricamente silenciada, utilizada como método de control en el conflicto, y amplía el camino hacia la verdad y la reparación para todas las víctimas.