
El reclutamiento forzado de menores en Colombia ha alcanzado cifras récord, con un aumento exponencial documentado por organismos internacionales.
A pesar de las prohibiciones del DIH y algunas iniciativas de prevención, la combinación de pobreza, abandono estatal y la adaptación de los grupos armados a nuevas tecnologías perpetúa esta grave violación de derechos humanos, afectando desproporcionadamente a comunidades rurales y étnicas.










