
La propuesta de una Asamblea Constituyente se consolida como la iniciativa más disruptiva y polarizante del gobierno Petro de cara a 2026. Mientras el oficialismo la presenta como una herramienta democrática para profundizar el cambio, la oposición la interpreta como una amenaza a la estabilidad institucional, convirtiéndola en un tema definitorio de la próxima contienda electoral.