
La reforma tributaria propuesta busca un recaudo histórico de $26,3 billones mediante el aumento de impuestos a combustibles, licores, espectáculos y vehículos híbridos, entre otros. Mientras el Gobierno la defiende como una medida progresiva, gremios y analistas alertan sobre un fuerte impacto en la clase media, la competitividad y la inflación.