
El caso de Jaime Esteban Moreno evidencia la confluencia de la violencia urbana con la era digital, donde la viralización de la evidencia acelera la demanda de justicia. La captura de un implicado y la búsqueda del otro mantienen a la opinión pública atenta, reflejando una sociedad que clama por respuestas y seguridad en los espacios de ocio nocturno.





