
Los atentados coordinados en Amalfi y Cali representaron una grave escalada de violencia por parte de facciones disidentes de las FARC, evidenciando su capacidad tecnológica y táctica. Estos eventos pusieron en tela de juicio la política de 'Paz Total' del Gobierno, provocaron una respuesta militar contundente y marcaron un punto crítico en la agenda de seguridad nacional en un año preelectoral.










