
El viaje de los alcaldes a Estados Unidos generó un enfrentamiento directo con el Gobierno Nacional, que lo considera una usurpación de funciones constitucionales en materia de política exterior y anunció acciones legales. Los mandatarios, por su parte, defendieron su autonomía para gestionar alianzas en beneficio de sus ciudades, escalando la tensión entre el poder central y los gobiernos locales.