
La autorización de operaciones encubiertas de la CIA por parte de Trump representa una escalada significativa en la política de presión de Washington hacia Caracas.
Mientras EE.
UU. lo justifica como una medida para restaurar la democracia y combatir el crimen, Venezuela lo denuncia como un plan de intervención y un intento de golpe de Estado, profundizando la crisis diplomática y elevando el riesgo de un conflicto directo.










