
La Unión Europea avanza con su decimonoveno paquete de sanciones contra Rusia, apuntando a sectores clave como el gas y las criptomonedas, y extendiendo las penalizaciones a empresas de China e India que colaboran con Moscú, en un esfuerzo por intensificar la presión económica y limitar la financiación de la guerra en Ucrania.