
El viaje de influenciadores colombianos a Israel, patrocinado por su embajada, generó una fuerte polémica y acusaciones de “turismo de guerra”. Mientras los implicados defendieron su derecho a mostrar otra perspectiva, el incidente expone las complejas dinámicas de la propaganda en la era digital y los dilemas éticos de promover un país inmerso en un conflicto con un alto costo humanitario.




