
El asesinato de B-King y Regio Clown trasciende el ámbito del entretenimiento para exponer la peligrosa proximidad entre ciertos círculos artísticos y el crimen organizado transnacional.
La investigación, ahora enfocada en identificar a los autores intelectuales y materiales, deja en evidencia la vulnerabilidad de los artistas en un contexto de violencia y negocios ilícitos.