
Las derrotas republicanas en las elecciones locales de Virginia, Nueva Jersey y Nueva York constituyen un importante revés político para el presidente Trump. Los resultados, impulsados por el descontento económico y la insatisfacción con el liderazgo nacional, sugieren un posible realineamiento del electorado y fortalecen las perspectivas del Partido Demócrata para futuras contiendas.










