
La escalada de violencia contra el personal del INPEC, con asesinatos en Bogotá y Palmira, subraya una crisis de seguridad atribuida a represalias de bandas criminales por operativos antiextorsión. A pesar de la condena del Gobierno y las promesas de firmeza, los sindicatos exigen medidas de protección urgentes ante un “plan pistola” que ha dejado decenas de víctimas y más de 270 amenazas en 2025.