
El plan Trump-Netanyahu presenta una detallada pero muy controvertida hoja de ruta para Gaza, que supedita la paz a la rendición de Hamás. Mientras sus proponentes lo ven como una oportunidad para la reconstrucción, sus críticos lo denuncian como una formalización del control colonial que ignora los derechos palestinos, dejando su éxito en un estado de gran incertidumbre.