
La orden directa del primer ministro Netanyahu de reanudar los bombardeos aéreos sobre Gaza ha terminado abruptamente con el alto el fuego, escalando nuevamente el conflicto bajo la justificación de responder a provocaciones de Hamás.
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La orden directa del primer ministro Netanyahu de reanudar los bombardeos aéreos sobre Gaza ha terminado abruptamente con el alto el fuego, escalando nuevamente el conflicto bajo la justificación de responder a provocaciones de Hamás.

Israel basa su decisión de reanudar la ofensiva en Gaza en supuestas violaciones de Hamás, incluyendo ataques a sus tropas y el incumplimiento en la devolución de rehenes fallecidos, presentando sus acciones como una respuesta necesaria y no como una ruptura unilateral de la tregua.

Hamás ha rechazado las acusaciones israelíes que motivaron los nuevos bombardeos, declarando su compromiso con la tregua y solicitando a los mediadores internacionales que intervengan para detener la ofensiva de Israel.

Una de las jornadas más letales desde el inicio de la tregua dejó más de un centenar de palestinos muertos, casi la mitad de ellos niños, lo que pone de manifiesto el grave impacto de la ofensiva israelí sobre la población civil de Gaza.

La tregua en Gaza es el resultado de un 'plan de paz' promovido por la administración de Donald Trump, cuya participación directa en las negociaciones subraya el papel central de Estados Unidos como mediador, aunque la recurrente violencia demuestra la dificultad de implementar dicho plan.

La estrategia de Estados Unidos para el futuro de Gaza es clara: erradicar la influencia política y militar de Hamás y establecer una Fuerza Internacional de Estabilización, buscando así un cambio fundamental en la gobernanza y seguridad del enclave.

En cumplimiento del acuerdo de tregua, Israel ha devuelto los cuerpos de numerosos palestinos, un proceso humanitario complejo que se ve obstaculizado por la dificultad de identificación en un sistema de salud gazatí devastado.

Los retrasos por parte de Hamás en la devolución de los cuerpos de rehenes israelíes se han convertido en un punto crítico de fricción, siendo utilizados por Israel como una justificación principal para romper la tregua y reanudar su ofensiva militar.

La ayuda humanitaria que llega a Gaza es marcadamente insuficiente para hacer frente a la devastadora crisis que vive el enclave, donde la población desplazada enfrenta un riesgo inminente de hambruna en medio de obstáculos logísticos y políticos.

Gaza se encuentra en un limbo político, sin un gobierno claro y con un futuro incierto, mientras Estados Unidos impulsa un modelo de gobernanza post-conflicto que excluye a Hamás y depende de una fuerza internacional aún por definir.