
El masivo despliegue naval de Estados Unidos en el Caribe, liderado por el portaaviones USS Gerald R. Ford, representa una escalada militar significativa. Aunque se justifica oficialmente como una operación antinarcóticos, es ampliamente interpretado como una estrategia de máxima presión contra el gobierno venezolano, aumentando el riesgo de un conflicto directo en la región.










