
El atentado en Amalfi destaca la sofisticación tecnológica de los grupos armados, los peligros persistentes en las operaciones antinarcóticos y las tensiones políticas sobre las estrategias de seguridad. La muerte de los 13 uniformados y dos caninos representa una trágica pérdida para la Policía Nacional y la nación, subrayando la brutalidad del conflicto en las zonas rurales del país.