
La tragedia en San Andrés, causada por la inhalación del gas fosfina, ha puesto en evidencia presuntas fallas en los protocolos de seguridad del hotel y la empresa de fumigación. Mientras las autoridades avanzan en la investigación para determinar responsabilidades penales, el caso ha derivado en conflictos entre los familiares de las víctimas y ha generado una alerta nacional sobre las condiciones de seguridad en el sector turístico.