
La muerte de Mauricio Cendales es una tragedia que va más allá de un simple acto de justicia por mano propia. Expone la peligrosa combinación de furia ciudadana, la falta de intervención institucional oportuna en salud mental y la rapidez con que se construyen juicios públicos. Este suceso es un sombrío reflejo de la intolerancia social y de fallas sistémicas que culminaron con la muerte de un hombre en circunstancias brutales y complejas.







