
El informe de la comisión de la ONU marca un punto de inflexión al calificar formalmente las acciones de Israel en Gaza como genocidio, aumentando su aislamiento y la presión legal sobre sus líderes. Este pronunciamiento subraya el conflicto entre las obligaciones del derecho internacional y los intereses geopolíticos, poniendo a prueba la credibilidad de las instituciones multilaterales.