
El vendaval expuso la fragilidad de la red eléctrica de Ibagué, provocando apagones generalizados y significativas perturbaciones para residentes y comercios. El incidente ha intensificado la demanda pública por una infraestructura mejorada y una respuesta más efectiva por parte de la empresa de energía, Celsia, especialmente frente a eventos climáticos recurrentes.