
La ciudad transita hacia un modelo de movilidad autónomo y centrado en la ciudadanía, reemplazando a la Policía de Tránsito por un cuerpo de agentes civiles fortalecido. El éxito de esta iniciativa dependerá de la ampliación efectiva de la fuerza de agentes, la cooperación pública y el respeto a la nueva autoridad vial.










