
El plan de paz para Gaza, impulsado por Estados Unidos e Israel, propone un cese al fuego condicionado al desarme de Hamás y la instauración de una autoridad de transición internacional. A pesar del amplio respaldo diplomático, su viabilidad es incierta ante el ultimátum a Hamás, las declaraciones contradictorias de Netanyahu y la grave crisis humanitaria que sufre la población palestina.












