
Intel ha asegurado inversiones estratégicas clave del gobierno de EE.
UU. y de SoftBank, que resultan en una nacionalización parcial y en la entrada de un nuevo accionista mayoritario. Estas operaciones, enmarcadas en la competencia tecnológica global y el plan de reestructuración de Intel, buscan fortalecer la producción de semiconductores en Estados Unidos y asegurar la posición de la compañía en el mercado global.