
El cierre del gobierno de EE.
UU., provocado por un desacuerdo presupuestario sobre fondos para la salud, ha paralizado servicios no esenciales y dejado a miles de empleados federales sin sueldo. La Casa Blanca y los demócratas se culpan mutuamente, mientras la economía enfrenta pérdidas millonarias y crece la incertidumbre sobre la duración y el impacto final de la crisis.










