
El cierre gubernamental de 40 días, el más largo en la historia de EE. UU. y motivado por una disputa sobre Obamacare, causó graves trastornos en el transporte aéreo, el empleo federal y programas sociales clave como la asistencia alimentaria. Se alcanzó un acuerdo bipartidista temporal para reabrir el gobierno, pero el desacuerdo fundamental sobre los subsidios de salud fue aplazado, anticipando futuras batallas políticas.










