
El acuerdo bipartidista en el Senado permitió reabrir el gobierno federal tras un cierre récord de 41 días, que causó severas disrupciones en el tráfico aéreo y puso en riesgo programas de asistencia social.
Aunque la reapertura alivió la presión inmediata, la disputa de fondo sobre los subsidios de salud no fue resuelta, sino aplazada, evidenciando profundas divisiones políticas.












