
El ataque en Amalfi, que costó la vida a 13 policías, evidencia la sofisticación táctica y la brutalidad de las disidencias de las FARC en Antioquia. La respuesta estatal incluye recompensas millonarias y un consejo de seguridad, pero el suceso también ha desatado una controversia sobre la presunta falta de atención a las alertas tempranas y la tardanza en las labores de rescate, subrayando los enormes riesgos de las operaciones antinarcóticos en zonas de conflicto.