
El atentado en Cali subraya la vulnerabilidad de la población civil ante el conflicto armado, provocando un importante refuerzo de la seguridad y notables esfuerzos de solidaridad comunitaria. La rápida captura de sospechosos y el lanzamiento de la ‘Operación Sultana’ marcan una respuesta estatal firme frente a la escalada de violencia en la región.