
Los ataques sistemáticos contra el personal del INPEC evidencian una profunda crisis de seguridad y control en el sistema penitenciario colombiano. A pesar de las medidas reactivas del Gobierno, como la creación de grupos de investigación y el ofrecimiento de recompensas, los sindicatos denuncian un estado de abandono y exigen soluciones estructurales para proteger la vida de los funcionarios que están en la primera línea de combate contra el crimen organizado que opera desde el interior de las cárceles.