
El rover Perseverance ha descubierto en el cráter Jezero una roca con minerales y compuestos orgánicos que constituyen una fuerte biofirma potencial.
Aunque no es una prueba definitiva de vida, la ausencia de condiciones abióticas evidentes para su formación abre la puerta a un posible origen biológico. La confirmación final dependerá del análisis de las muestras en la Tierra en las próximas décadas.