
El abordaje del 'Carmen Rosa' es interpretado por Venezuela como un acto de agresión deliberado y una violación de su soberanía, exacerbando la desconfianza y el riesgo de un conflicto mayor en el mar Caribe.
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El abordaje del 'Carmen Rosa' es interpretado por Venezuela como un acto de agresión deliberado y una violación de su soberanía, exacerbando la desconfianza y el riesgo de un conflicto mayor en el mar Caribe.
El despliegue naval estadounidense, bajo el pretexto de la lucha antidrogas, ha redefinido el escenario geopolítico del Caribe, siendo percibido por Venezuela como una provocación y una amenaza directa a su soberanía.
La respuesta de Venezuela es una demostración de fuerza interna, combinando la movilización de su ejército regular con la activación de milicias civiles para disuadir lo que percibe como una inminente agresión militar por parte de Estados Unidos.
El ataque letal de Estados Unidos a la embarcación venezolana es un punto de inflexión en la crisis, con Washington defendiendo una acción antiterrorista legítima y Caracas denunciando un 'asesinato', mientras surgen informes que cuestionan la versión oficial estadounidense.
La narrativa del 'Cartel de los Soles' es el principal argumento de Estados Unidos para legitimar su política de máxima presión contra Venezuela, aunque su veracidad es disputada por el gobierno de Maduro y otros actores regionales.
Marco Rubio emerge como el estratega clave detrás de la política de máxima presión de Estados Unidos, impulsando una agenda de confrontación que justifica acciones militares bajo el pretexto de la lucha contra el narcotráfico y el terrorismo.
El intercambio de amenazas y acusaciones entre funcionarios de Venezuela y Estados Unidos ha enrarecido el clima diplomático, llevando la relación a un punto crítico donde la posibilidad de un conflicto armado es evocada abiertamente por ambas partes.
La postura de Donald Trump combina una retórica agresiva con una ambigüedad estratégica, manteniendo la amenaza de una acción militar directa como una herramienta de presión, aunque una invasión a gran escala sigue siendo un escenario incierto.
Líderes clave de América del Sur, como Gustavo Petro y Lula da Silva, han manifestado su oposición a una intervención militar en Venezuela, abogando por el diálogo y el respeto al derecho internacional, lo que evidencia la preocupación regional por la política de fuerza de Estados Unidos.
La ofensiva de Estados Unidos contra Venezuela es analizada no solo como una campaña contra el narcotráfico, sino como una calculada demostración de poder geopolítico para reafirmar su hegemonía en América Latina y competir con la influencia global de China.