
El despliegue militar de Estados Unidos en el Caribe, justificado como una operación antinarcóticos, ha elevado la tensión con Venezuela a niveles críticos. La movilización de una flota de guerra y cazas F-35 es vista por Caracas no como una medida de seguridad, sino como una amenaza directa y una posible antesala a una agresión militar, configurando un escenario de alta confrontación geopolítica en la región.