
La agudización de la violencia en Cali, evidenciada por múltiples atentados y un notable aumento de homicidios, ha llevado a la administración municipal a adoptar una postura firme. La respuesta se centra en una doble estrategia: exigir una intervención contundente a nivel nacional y comprometer una inversión local histórica para fortalecer la infraestructura y capacidad operativa de la fuerza pública, con el fin de restaurar la seguridad y tranquilidad en la ciudad.










