
La creciente presencia militar de Estados Unidos en el Caribe, justificada como una operación antinarcóticos, ha sido interpretada por Venezuela como una amenaza directa, llevando a la movilización de sus milicias. Esta escalada de tensión sitúa a Colombia en una posición delicada, con su gobierno advirtiendo sobre los peligros de una intervención militar mientras intenta mantener canales de cooperación con Caracas.











