
El reconocimiento del Estado palestino por parte de potencias como Reino Unido, Canadá y Australia marca un cambio significativo en la política occidental, impulsado por la crisis humanitaria en Gaza y el deseo de revitalizar la solución de dos Estados. A pesar de la fuerte condena de Israel, que lo considera una recompensa al terrorismo, esta acción coordinada amplía el respaldo internacional a Palestina y presiona por una resolución diplomática al prolongado conflicto.











