
La SIC aprobó la fusión de Tigo y Movistar bajo condiciones regulatorias para proteger la competencia, con el objetivo de crear un contrapeso más fuerte para el líder del mercado. No obstante, la decisión ha generado una fuerte oposición de competidores menores como WOM, que temen una concentración del mercado y evalúan su futuro en el país.









