Nuestro héroe de papel
Nuestro héroe de papel ezamora2 Mar, 07/10/2025 - 15:46 Fuad Gonzalo Chacón Mar, 07/10/2025 - 15:46 Cuando se confirmó oficialmente que la obra colosal de Michael Chabon, y flamante ganadora del Pulitzer de 2001, “Las Asombrosas Aventuras de Kavalier and Clay” iba a ser finalmente adaptada como ópera, el primer gran sorprendido tuvo que haber sido, sin lugar a dudas, el mismísimo Michael Chabon. PUBLICIDAD Tras décadas coqueteando con rumores aquí y allá que auguraban un taquillazo veraniego de dimensiones blockbusterianas, o incluso una serie capaz de contener sus casi 700 páginas de extensión, el experimento literario de un desatado Mason Bates al volante finalmente ha aterrizado este mes en la Metropolitan Opera de Nueva York y, para sorpresa de los más escépticos (yo, incluido), funciona y funciona muy bien.“Pues eso, cantan durante casi tres horas” diría un desconcertado Michael Chabon, despertando nuestras risas cuando le preguntaron por sus impresiones iniciales tras el debut de la obra durante su presentación oficial en la Stavros Niarchos Foundation. Aunque no es del todo extraño que textos de autores modernos norteamericanos se musicalicen en clave de lírica, como ya ocurrió con “Las Horas” de Michael Cunningham (Pulitzer 1999) o “Ragtime” de E.L. Doctorow (actualmente en cartelera), cierto es que los feudos de Don Giovanni y Turandot parecen ajenos a un relato sobre unos primos que crean un superhéroe (“El Escapista”) para, semana tras semana en los quioscos de todo el país, luchar contra los nazis con la tinta y el papel como su única arma.Aun así, y contra todo pronóstico, la fuerza representativa de la producción consigue trasladarnos al corazón del universo chaboniano, con una puesta en escena absolutamente onírica gracias a un juego de telones que se abre y se cierra de manera asimétrica evocando viñetas de cómics y pantallas traslúcidas gigantescas que, cual efecto de realidad aumentada, posicionan trazos digitales sobre el mundo real que encajan a la perfección con la estética narrativa de “El Escapista”. Personaje que, para no resbalar con la fatiga de superhéroes provocada por Marvel tras dos décadas con la misma fórmula, no constituye el eje central de la obra y al que sólo veremos en carne y hueso tras una breve, aunque no por ello menos espectacular, aparición de acrobática factura.Por lo demás, Mason Bates ha conseguido darnos una sólida ópera moderna que arriesgó muchísimo por lo poco convencional de su material de origen y los delicados temas que toca bajo el prisma de su redacción a principios del milenio: la devastación europea de la guerra, la construcción del sueño americano y hasta la represión homosexual de la época. Todos abordados con mayor o menor profundidad y alguna que otra crítica a su enfoque, pero acompañados siempre de una banda sonora épica que poco tiene que envidiarle a las de Hans Zimmer y demás compositores que trabajan para Los Vengadores. Repertorio que acompasa sin desafinar a una frenética primera parte que baja de intensidad tras el intermedio pero que al final consigue insuflar vida a “El Escapista”, nuestro héroe de papel con el poder de la esperanza para seguir creyendo en que un día los fusiles se silenciarán del todo.