Agustín Agualongo: el caudillo que apoyó a la corona y no a la independencia
Agustín Agualongo: el caudillo que apoyó a la corona y no a la independencia 1. Una figura definida por la contradicciónLa figura de Juan Agustín Agualongo Cisneros se erige como una de las más complejas y polémicas en la historia de las guerras de independencia de la Gran Colombia, hoy Colombia. Nacido en San Juan de Pasto en 1780, Agualongo no era un militar de carrera español, sino un caudillo mestizo y pintor que se convirtió en el líder de la feroz resistencia realista en el sur de la Nueva Granada. Su vida y sus acciones desafían la narrativa tradicional que presenta la independencia como un movimiento unificado y heroico. Agualongo representa la contra-narrativa, la de aquellos sectores populares que, lejos de abrazar el proyecto republicano, se mantuvieron incondicionalmente leales a la Corona española. Pasto, la ciudad de Agualongo, era conocida como la "Leona de los Andes" debido a su inquebrantable fidelidad al Rey Fernando VII y a la religión católica. Esta lealtad no era un simple capricho político, sino una convicción profundamente arraigada que se oponía a los ideales de la nueva república. En este contexto, Agualongo emerge como un símbolo de la resistencia popular, un líder indígena y mestizo que, paradójicamente, luchó contra los ejércitos criollos que proclamaban la "libertad". Su historia es la de un hombre que se levantó contra los "libertadores" en defensa de lo que él y su pueblo consideraban su fe, su monarquía y su forma de vida, lo que lo convirtió en un "héroe para algunos y un villano para otros". 2. El Hombre y su Causa: Orígenes y motivaciones2.1. De pintor a soldado: La vida temprana y la posición social de Juan Agustín AgualongoJuan Agustín Agualongo Cisneros nació el 25 de agosto de 1780 en San Juan de Pasto, y fue bautizado tres días después en la Iglesia de San Juan Bautista. Aunque la historia republicana lo ha intentado deslegitimar como un "indio ignorante" , los registros sugieren que Agualongo tenía una educación notable, como lo demuestra su profesión de pintor al óleo y la caligrafía de su firma. Esta habilidad artística lo situaba en un escalón social que desmentía la narrativa posterior de que era un simple campesino manipulado. El biógrafo Sergio Elías Ortiz lo describió físicamente como "indio, feo y de corta estatura" , una descripción que ha perdurado en la memoria colectiva. Su carrera militar no comenzó en la adolescencia, como era común entre los líderes patriotas como Sucre o Córdova, sino a la avanzada edad de 31 años, en 1811. Agualongo se presentó voluntariamente para defender al Rey Fernando VII tras la insurrección de Quito, un acto que marcó el inicio de su vida como soldado y su inquebrantable lealtad a la monarquía española. 2.2. El corazón realista de los Andes: Impulsores ideológicos y sociales de la lealtad inquebrantable de PastoLa obstinada resistencia de Pasto a la independencia ha sido objeto de estudio y debate. Los habitantes de la ciudad no veían en la separación de España una mejora para sus vidas. Al contrario, estaban satisfechos con su orden social, sus costumbres y tradiciones. La lealtad al Rey era un sentimiento profundamente arraigado, y la ciudad veía con desconfianza el proyecto de independencia, que era liderado por una élite criolla que a menudo despreciaba a las poblaciones indígenas y mestizas. Además de las razones sociales y de clase, existía un historial de conflictos regionales. Pasto ya había combatido en el pasado contra provincias vecinas como Quito y Popayán, que ahora lideraban la causa republicana. Esta enemistad histórica fortaleció la convicción de que la nueva república traería consigo la opresión y la pérdida de la autonomía local. Para los pastusos, la amenaza no era la Corona, sino los "libertadores" que venían a imponer un nuevo orden. 2.3. Fe y monarquía: El papel central de la religión en la resistencia pastusaUna de las motivaciones más profundas de la resistencia pastusa fue la religiosa. El púlpito defendía la monarquía como parte de un "proyecto divino de Dios en la tierra" y como garante de la fe católica. La lealtad al Rey Fernando VII era inseparable de su devoción a la religión. Varios historiadores señalan que Agualongo y sus seguidores veían a los líderes republicanos, y especialmente a Bolívar, como "herejes, masones e impíos". Esta dimensión religiosa transforma el conflicto de una mera guerra política a una cruzada moral. Para Agualongo y el pueblo de Pasto, la lucha no era solo por una corona, sino por la defensa de su fe y de su identidad espiritual. Esta convicción proporciona un poderoso fundamento para la ferocidad de su resistencia, elevando su causa a una cuestión de principios sagrados y no simplemente de pragmatismo político. La firmeza con la que el pueblo resistió los ataques republicanos, a los que combatían "como a herejes", se comprende mejor a la luz de esta profunda devoción. 3. Una leyenda forjada en la guerra de guerrillas: Carrera militar y batallas clave3.1. El ascenso en las filas: De sargento de milicias a coronel realistaLa carrera militar de Agualongo fue meteórica, un hecho destacable para un hombre de origen mestizo en la época. Se unió al ejército voluntariamente en 1811 y su primer ascenso a sargento se produjo en 1812, tras su destacada actuación en la victoria de Catambuco. Para 1822, ya era teniente coronel, y en 1823 alcanzó el rango de coronel, comandando sus propias fuerzas. La culminación de su carrera militar, y una de las grandes ironías de su historia, fue su ascenso a brigadier general de los Ejércitos del Rey, un título que no conoció en vida y que le fue otorgado por Real Cédula del propio Fernando VII. Esta trayectoria, de pintor a general, cementó su estatus como un líder popular que había ascendido por mérito propio, no por herencia. 3.2. Tácticas de un luchador incansable: El uso de la guerra de guerrillas por AgualongoFrente a la superioridad numérica y de armamento del ejército republicano, Agualongo adoptó una estrategia de guerra de guerrillas que lo haría legendario. Sus fuerzas, compuestas principalmente por indígenas, mestizos y negros de la región, estaban mal equipadas, a menudo armadas con "palos, chuzos y fusiles recompuestos". Su táctica se basaba en la sorpresa y la dispersión, atacando la retaguardia de los batallones patriotas y retirándose rápidamente para evitar confrontaciones directas. El éxito de esta estrategia radicaba en su profunda conexión con el pueblo y su conocimiento del terreno montañoso. Sus tropas podían desaparecer y reagruparse con una facilidad que exasperaba a los ejércitos de Bolívar. La resistencia que encabezó demostraba que el poder popular, movilizado por una causa que consideraban justa, podía desestabilizar el orden republicano a pesar de las desventajas militares. Su maestría en esta forma de combate convirtió la región de Pasto en una piedra en el zapato para los planes de Bolívar, quien buscaba la consolidación de la Gran Colombia. 3.3. Enfrentamientos con el ejército republicano3.3.1. La victoria de Catambuco: El primer éxito militar de AgualongoEn 1812, Agualongo participó en la victoria de las fuerzas realistas en Catambuco contra el separatista Juan María de la Villota. Su actuación en este enfrentamiento le valió el primer ascenso en su carrera militar, consolidando su reputación como un soldado valeroso y eficaz. 3.3.2. La batalla de Ibarra: La confrontación final con BolívarEl enfrentamiento más significativo de Agualongo fue la Batalla de Ibarra, librada el 17 de julio de 1823. Esta batalla, en la que se enfrentó al mismísimo Simón Bolívar, fue el clímax de su campaña de revancha tras la masacre de la "Navidad Negra". Agualongo, con un ejército de unos 800 voluntarios, se lanzó a una campaña desesperada sobre Quito para vengar la matanza de su pueblo. A pesar de tomar Ibarra, sus fuerzas fueron derrotadas decisivamente por la caballería de Bolívar. Esta derrota fue una de las peores debacles para las fuerzas pastusas, y marcó el principio del fin para la resistencia organizada de Agualongo. A continuación, se presenta una tabla que resume los eventos clave de su carrera militar.FechaEventoUbicaciónSignificadoFuentes25 de agosto de 1780Nacimiento de Juan Agustín Agualongo CisnerosSan Juan de Pasto, Virreinato de Nueva GranadaOrigen de la figura.7 de marzo de 1811Se enlistó voluntariamente en el ejército realistaPastoInicio de su carrera militar.13 de agosto de 1812Victoria en Catambuco contra las fuerzas separatistasCatambuco, Nueva GranadaPrimer ascenso a sargento.1822Levantamiento contra la nueva repúblicaPasto, Gran ColombiaSe convierte en teniente coronel.24 de diciembre de 1822Masacre de la Navidad NegraPasto, Gran ColombiaLas atrocidades cometidas por Sucre avivan la sed de venganza de Agualongo.12 de junio de 1823Asume el liderazgo militar y reinicia la guerra de guerrillasPasto, Gran ColombiaComienza su campaña de revancha tras la masacre.12 de julio de 1823Toma de IbarraIbarra, Gran ColombiaHito militar previo a su derrota final.17 de julio de 1823Derrota en la Batalla de Ibarra frente a BolívarIbarra, Gran ColombiaGran catástrofe para las fuerzas pastusas.1 de junio de 1824Última batalla contra Tomás Cipriano de MosqueraBarbacoas, Gran ColombiaAgualongo es derrotado y se ve obligado a huir.24 de junio de 1824Captura por José María Obando y José María CórdovaCerca de Pasto, Gran ColombiaFin de su liderazgo militar.13 de julio de 1824FusilamientoPopayán, Gran ColombiaMuerte y paso a la historia como mártir realista. 4. El capítulo más oscuro: La masacre de la Navidad Negra de 18224.1. El contexto y las causas de la "Navidad Negra"La prolongada y feroz resistencia de Pasto a la independencia colmó la paciencia de Simón Bolívar. La ciudad se había convertido en un obstáculo constante en sus planes de consolidar la Gran Colombia. La aversión de Bolívar hacia el pueblo pastuso era tal que, en su correspondencia, expresó su deseo de "exterminar a esa raza infame de los pastusos". A pesar de los acuerdos de paz, las rebeliones continuas llevaron al Libertador a una decisión drástica: ordenar al Mariscal Antonio José de Sucre que tomara la ciudad "a sangre y fuego". Este evento es una de las manchas más oscuras en la historia de la independencia, un acto de castigo deliberado que contradice la imagen heroica de los "libertadores". 4.2. El evento: Las acciones de las fuerzas de Sucre contra la población civilEl 24 de diciembre de 1822, el ejército patriota, liderado por Sucre, ingresó a Pasto. La ciudad, que en ese momento carecía de una resistencia militar organizada, fue escenario de una masacre que duró tres días. Las tropas, en particular el Batallón Rifles compuesto por venezolanos y mercenarios británicos, se ensañaron con la población civil. Los relatos de la época describen "vejámenes sexuales, abusos, robos, asesinatos, excesos de todo tipo" dirigidos a mujeres, ancianos y niños, sin distinción. Muchos investigadores consideran este evento una "masacre sin parangón en la historia reciente de Colombia". 4.3. La perspectiva de Bolívar: Un examen de su correspondencia y justificación de la violenciaLa versión oficial de la historia, escrita por los vencedores, ha intentado justificar la masacre como una "violencia necesaria" ante la intransigencia del enemigo. Sin embargo, la correspondencia de Bolívar ofrece una perspectiva más cruda. Él afirmó en una carta que tenía "derecho a tratar al pueblo de Pasto como prisionero de guerra" y, meses después, escribió a Francisco de Paula Santander expresando su satisfacción por haber "destruido a los pastusos". Estas declaraciones revelan una profunda animosidad que trascendía la estrategia militar y se acercaba a un deseo de aniquilación, lo que ha llevado a algunos a acusarlo de ser casi un "genocida" en este contexto. Este evento no fue un simple accidente de guerra, sino el resultado de una política de castigo extremo que buscaba someter una población que no se doblegaba ante el nuevo orden. La masacre es un recordatorio de que las guerras de independencia, a menudo idealizadas, fueron conflictos civiles brutales con profundas divisiones. 5. El acto final: Captura, ejecución y muerte simbólica5.1. La derrota y la captura: Las circunstancias de la última batalla de AgualongoTras la derrota en Ibarra, Agualongo continuó su guerra de guerrillas, retomando Pasto en dos ocasiones más. Su campaña final lo llevó a Barbacoas, donde se enfrentó a las tropas de Tomás Cipriano de Mosquera, un futuro presidente de la república que resultó gravemente herido en la mandíbula en ese enfrentamiento. Desesperado y sin opciones, Agualongo huyó hacia las montañas de Pasto. Sin embargo, el 23 de junio de 1824, su táctica de dispersión, que le había servido bien durante años, no funcionó. Fue sorprendido y capturado por un pequeño contingente patriota liderado por los coroneles José María Obando y José María Córdova. 5.2. Un rechazo a la clemencia: Las últimas palabras de Agualongo y su lealtad inquebrantableUna vez capturado y trasladado a Popayán, a Agualongo se le ofreció un indulto y un alto cargo en el ejército de la nueva república a cambio de jurar lealtad. Su respuesta fue un rotundo y definitivo "¡No!". Para sus seguidores, este acto de rechazo es la confirmación de su temple moral y de su inquebrantable lealtad a sus principios, lo que lo convirtió en un mártir. El 13 de julio de 1824, Agualongo fue condenado a morir por fusilamiento. Se le concedió la gracia de vestir su uniforme de coronel realista para la ejecución. Con un valor que ha sido descrito como "sereno" y "valerosa" en los anales de su vida militar, pidió que no le vendaran los ojos para poder morir de frente, mirando al sol. Su último grito, un eco de la causa a la que dedicó su vida, fue "¡Viva el rey! ¡Viva la religión católica!". Con su muerte, la primera gran rebelión que enfrentó la República de Colombia llegó a su fin, pero su grito de lealtad perduraría para siempre. 5.3. El general póstumo: El significado de su ascensoLa vida de Agualongo está marcada por una profunda ironía. En el momento de su fusilamiento, no sabía que el Rey Fernando VII ya lo había ascendido al rango de brigadier general por sus servicios a la Corona. Su muerte, como coronel, fue el fin de una vida de lucha, pero su promoción póstuma selló su lugar en la historia como el único militar mestizo en América Latina que alcanzó un rango tan alto en el ejército real, un testamento del respeto y reconocimiento que la Corona le tenía, a pesar de la distancia y el caos de la guerra. 6. El legado de Agualongo: El héroe, el villano y la división histórica6.1. El debate historiográfico: Cómo ven a Agualongo los historiadores tradicionales, revisionistas y localesLa figura de Agustín Agualongo es el epicentro de un profundo cisma ideológico en la historiografía colombiana y latinoamericana. Su memoria es disputada y reinterpretada según la perspectiva del narrador.Por un lado, la visión tradicional republicana, impulsada por los "vencedores" de la independencia, ha retratado a Agualongo como un "indio ignorante" y un "caudillo" manipulado por los españoles. Desde esta perspectiva, su resistencia no fue un acto de convicción política, sino el resultado de la ignorancia y la lealtad infantil a un sistema colonial opresor. Este enfoque ha servido para validar el mito fundacional de la república, presentando a los "libertadores" como héroes unidimensionales y a sus oponentes como villanos o personajes menores. Por otro lado, la visión revisionista y local de Pasto lo presenta como un "héroe de la resistencia" y un "mártir de la tradición". Desde esta perspectiva, la resistencia pastusa fue una defensa legítima de un proyecto político y social que sentían que les pertenecía. Esta visión destaca la brutalidad de los "libertadores" en eventos como la "Navidad Negra" y reivindica la lucha de Agualongo como un acto de dignidad y fidelidad a una causa que consideraban justa. En esta narrativa, el héroe no es el que lucha por un ideal importado, sino el que defiende su tierra y sus creencias hasta el final. A continuación, se presenta una tabla que ilustra estas interpretaciones contrastantes.AspectoVisión Tradicional RepublicanaVisión de Pasto / RevisionistaFuentesOrigen y MotivaciónUn "indio ignorante", sin raciocinio político, manipulado por la Corona.Un líder mestizo con educación y convicciones, que lucha por su pueblo, su fe y su monarquía.Rol en la HistoriaUn villano y obstáculo para la liberación y el progreso de la nueva república.Un héroe y mártir que luchó contra los abusos y la imposición de un nuevo orden.Justificación de la ViolenciaLa masacre de la "Navidad Negra" fue una "violencia necesaria" y un castigo justificado a un pueblo "ingrato y pérfido".La masacre fue un genocidio deliberado y una "atrocidad" cometida por los "libertadores".Legado HistóricoUn personaje secundario, un error de la historia que debe ser olvidado o criticado.Un símbolo viviente de la identidad pastusa y un recordatorio de que la historia de la independencia es mucho más compleja. 6.2. Un símbolo viviente: La duradera relevancia cultural y política de Agualongo en la Colombia modernaEl estudio de Agualongo demuestra que la historia de la independencia no fue un simple relato en blanco y negro de héroes y villanos, sino un conflicto civil complejo, con múltiples visiones y lealtades. Su figura trasciende los libros de historia y sigue siendo relevante. Un claro ejemplo de su poder simbólico fue el secuestro de sus restos por parte del grupo guerrillero M-19 en 1987, y su posterior devolución en un acto de reconciliación en 1990. Este evento demuestra que la figura de Agualongo, el caudillo que luchó contra la república, todavía posee un valor político y cultural tan grande que incluso los grupos de insurgentes modernos se sienten identificados con su lucha o buscan apropiarse de su simbolismo. En conclusión, la vida de Agustín Agualongo es una invitación a reconsiderar las narrativas hegemónicas. Su historia, la de un hombre del pueblo que se levantó por una causa que creía justa y que eligió la muerte en lugar de la traición a sus ideales, es un recordatorio perdurable de que la historia la escriben los vencedores, pero las historias de los vencidos continúan vivas, desafiando el pasado y enriqueciendo la comprensión del presente.