Tiempos de torquemada
Tiempos de torquemada egutierrez Sáb, 22/11/2025 - 06:10 Alberto Bejarano Ávila Sáb, 22/11/2025 - 06:10 La censura sectaria, que hoy parece reeditarse, debilita la posibilidad de disentir en asuntos nacionales sin menoscabar la posibilidad del acuerdo regional... PUBLICIDAD ¡Ocurrió! Además de mi larga lista de contactos, por gentil acogida figuro en una docena de grupos de WhatsApp y, cómo inscrito activo, hace poco tiempo envié una nota, sobre Bernie Moreno, senador republicano de EU que en 1999 Petro vinculó con la quiebra del Banco del Pacífico (su fuente es la Fundación Paz & Reconciliación) y que, resumiendo, en parte explica el desencuentro entre el gobierno colombiano y el estadunidense. Sin mediar divergencia o versión distinta, como corresponde a la sana dialéctica, la nota fue inmediatamente borrada por la administradora del grupo y, creyéndolo accidente la reenvié, pero igual fue borrada rápidamente, hecho que juzgué de irrespetuoso y procedí a salir del grupo, acción impulsiva, pues debí disculparme con los miembros que podrían discrepar de la intolerancia propia de la inquisición en tiempos de Torquemada. Dijo Aristóteles: “sólo una mente educada puede comprender un pensamiento diferente al suyo sin necesidad de aceptarlo”.Pienso que tal suceso igual explica el regresivo talante que causa la decadencia del Tolima y por ello con respeto planteo una extensa incógnita a los gentiles lectores. ¿Conocen ustedes a alguien que por veinte, treinta o cuarenta años haya desempeñado importantes funciones públicas, o igual, que usando la puerta giratoria burocrática y política, haya sido gobernador, ministro, diplomático, director de entes descentralizadas, alcalde, concejal, diputado y, por tanto, haya tenido poder e influencia en el Tolima y en el país, justamente por esas mismas largas décadas en que, en evidente decadencia, el Tolima ha ido reculando y que hoy nuestro hipotético burócrata siga siendo centro de la cotidianidad, siga prometiendo el desarrollo y siga siendo el adalid de muchos que se ufanan de ser progresistas y gestores del cambio?¿Acaso tantas décadas de liderazgo estéril no obligan un juicio de responsabilidad política? ¿Acaso la índole regresiva y usualmente abusiva del liderazgo dominante no obliga el deber de construir un perfil y un procedimiento de selección de un liderazgo emergente, diferente, capaz y probo? Independiente de la extendida percepción de creciente corrupción, el simple hecho de prohijar la ineptitud deja en evidencia la insignificancia de nuestra cultura política, la ausencia de democracia tolimense, la ilegitimidad de lo arcaicos liderazgos y la lejanía del cambio en el Tolima. Da grima cuando alguien, consciente de que urge el cambio en nuestra región, elogia al gamonal anti cambio, cayendo así una contradicción garrafal, pues hoy no basta con reprobar tanta ineptitud y corrupción, pues ello es innocuo si no desaprobamos igual a quienes que no hacen lo que tienen que hacer para abolir la ineptitud y la corrupción.La censura sectaria, que hoy parece reeditarse, debilita la posibilidad de disentir en asuntos nacionales sin menoscabar la posibilidad del acuerdo regional, o de otra forma, de la unidad en la diversidad para reedificar al Tolima. Muchos creemos en la causa del cambio nacional, otros no, sentir respetable, si surge de la conciencia y no del odio pasional, pues unos y otros tenemos una misma responsabilidad, rescatar al Tolima de su decadencia física y moral.