
La emergencia climática en Bucaramanga y su área metropolitana puso a prueba la capacidad de respuesta de las autoridades y evidenció la necesidad de fortalecer la infraestructura para mitigar los efectos de las lluvias. La rápida acción de los organismos de socorro y la OGRD fue clave para gestionar la crisis, aunque la región permanece en alerta ante la previsión de más lluvias.