
La muerte de los perros de servicio Telmo y Léster en Amalfi ha generado atención nacional sobre su rol vital en operaciones de alto riesgo y el profundo vínculo que comparten con sus guías, impulsando un reconocimiento público de su sacrificio.
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La muerte de los perros de servicio Telmo y Léster en Amalfi ha generado atención nacional sobre su rol vital en operaciones de alto riesgo y el profundo vínculo que comparten con sus guías, impulsando un reconocimiento público de su sacrificio.
El aumento de casos reportados de crueldad animal en Colombia está siendo enfrentado con respuestas institucionales más contundentes, como el nuevo escuadrón contra el maltrato en Cartagena, lo que indica una creciente demanda social por la protección animal y un cambio hacia una aplicación de la ley más proactiva en esta área.
Los conjuntos residenciales en Colombia están aplicando regulaciones más estrictas para las mascotas, incluyendo multas para dueños de perros de manejo especial y gatos que deambulan libremente, con el fin de mejorar la seguridad y la convivencia comunitaria en el marco de las leyes nacionales.
Ante las elevadas tasas de abandono de mascotas en ciudades como Bogotá, Medellín y Cali, están surgiendo campañas como “Efecto Ringo”, que une a grandes marcas para promover la tenencia responsable y cambiar la narrativa cultural en torno al cuidado y la adopción de animales.
Municipios colombianos como Bucaramanga, Cartagena y aquellos en Cundinamarca están utilizando tecnología y unidades móviles —tales como aplicaciones de adopción y clínicas veterinarias sobre ruedas— para hacer los servicios de bienestar animal más accesibles y eficientes, atendiendo las necesidades directamente en las comunidades y refugios.