
La cuarta temporada de 'The Witcher' representa un fracaso significativo, evidenciado por las bajas calificaciones de crítica y público, una drástica caída en las visualizaciones y el rechazo generalizado al nuevo protagonista. El futuro de la franquicia, incluyendo su temporada final ya confirmada, se ve comprometido por la pérdida de confianza de la audiencia y las críticas a su dirección narrativa.










