
El asesinato de Charlie Kirk, una figura clave del movimiento conservador juvenil, ha sido catalogado como un acto de terrorismo político por sus seguidores y ha generado una condena bipartidista. La rápida captura del sospechoso, Tyler Robinson, ha dado paso a una investigación sobre sus motivaciones, en un contexto de creciente preocupación por la violencia política en Estados Unidos.











