
La campaña militar de EE.
UU. en el Caribe, ordenada por Trump, ha resultado en múltiples ataques letales contra supuestas "narcolanchas", causando una controversia internacional sobre su legalidad y la identidad de las víctimas. A pesar de las denuncias de que se trata de ejecuciones extrajudiciales y la presión de organizaciones civiles, la Casa Blanca defiende las operaciones como una guerra contra el narcoterrorismo, mientras la tensión con países como Venezuela y Colombia escala.













