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El Futuro del Sector Minero-Energético en Colombia

El futuro del carbón y otros combustibles fósiles en Colombia se encuentra en una encrucijada, marcada por los riesgos de una transición energética acelerada y las polémicas políticas fiscales del Gobierno. La discusión abarca desde el impacto social en las regiones productivas hasta la viabilidad de financiar el desarrollo del país con los mismos recursos que se buscan sustituir.
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Un informe de la Federación Nacional de Productores de Carbón (Fenalcarbón) y el Centro Regional de Estudios de Energía (CREE) advierte sobre los graves riesgos económicos y sociales de una transición energética desordenada en Colombia. El estudio plantea tres escenarios posibles para la industria del carbón, donde una ruta restrictiva (NetZero 2050) podría significar la pérdida de casi el 90 % de la producción, más de 70.000 empleos directos e indirectos y una caída de $38 billones en regalías, afectando a más de 1.100 municipios. Cada peso perdido en producción de carbón generaría una caída de $2,42 en la economía nacional. En este contexto, las políticas fiscales del Gobierno han generado preocupación en el sector.

Propuestas como la ley de financiamiento y reformas tributarias contemplan aumentar la carga impositiva sobre el carbón y el petróleo, igualando la sobretasa del carbón a la del crudo y manteniendo un impuesto del 1 % sobre la primera venta o exportación. Gremios como la Asociación Colombiana de Minería (ACM) y Fenalcarbón califican estas medidas como una “persecución ideológica” y “confiscatoria”, argumentando que elevan la tarifa efectiva de renta a niveles insostenibles (entre 45 % y 50 %), desincentivan la inversión extranjera y afectan la competitividad sin ofrecer alternativas productivas claras. Los críticos señalan contradicciones en la estrategia gubernamental, pues mientras se busca avanzar en la descarbonización, se desestimulan tecnologías intermedias como los vehículos híbridos, que perderían beneficios tributarios. Expertos advierten que estas políticas, sumadas a posibles alzas en las tarifas de energía para la industria, podrían restringir la oferta energética frente a una demanda creciente, lo que inevitablemente conduciría a un aumento en el costo del kilovatio-hora para los consumidores y representaría un retroceso en las metas de sostenibilidad. Frente a este panorama, surgen propuestas para gestionar la transición de manera planificada. Fenalcarbón sugiere la creación de un fondo de transformación productiva, financiado con recursos de la propia industria del carbón, para reconvertir la economía de los territorios mineros. Por su parte, el precandidato presidencial Juan Manuel Galán propone un enfoque pragmático: aprovechar de manera responsable los recursos de gas, petróleo y minerales del país, incluyendo la reactivación de pilotos de ‘fracking’, para financiar con ellos mismos la transición hacia una economía más limpia y competitiva, convirtiendo a Santander en un epicentro minero-energético.

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