Atentado Frustrado en Tunja: La Sombra del ELN y la Ofensiva de Seguridad del Estado



En la madrugada del sábado 8 de noviembre de 2025, la alerta de la comunidad sobre una volqueta abandonada en los barrios Prados de Alcalá y Curubal, cerca del Batallón de Infantería N.º 1 Simón Bolívar en Tunja, activó un operativo de las fuerzas de seguridad.
El vehículo, que según videos fue dejado a las 5:06 a.m.
por dos hombres que huyeron en motocicleta, contenía una plataforma para el lanzamiento de 24 artefactos explosivos artesanales, conocidos como 'tatucos'.
La rápida reacción del Ejército Nacional y la Policía permitió evacuar a la población civil y militar de la zona. Aunque se procedió con una detonación controlada de los explosivos, algunas de las cargas se activaron y cayeron dentro de la unidad militar, causando daños en la infraestructura y dejando a varios soldados con heridas leves, quienes posteriormente fueron dados de alta.
El presidente Gustavo Petro confirmó que se neutralizó el atentado y destacó que no hubo víctimas mortales gracias a la oportuna intervención.
Las investigaciones preliminares sobre la autoría del atentado apuntan principalmente al Ejército de Liberación Nacional (ELN). El comandante de las Fuerzas Militares, almirante Francisco Cubides, señaló a la estructura Adonay Ardila Pinilla de dicho grupo como presunta responsable. Por su parte, el ministro de Defensa, Pedro Sánchez, atribuyó el hecho a un 'cartel del narcotráfico', aunque también afirmó que el ELN 'volvió a mostrar su verdadera cara: la del terrorismo y el narcotráfico'. En respuesta, el Gobierno anunció una recompensa de hasta 100 millones de pesos, ofrecida tanto por el Ministerio de Defensa como por la Gobernación de Boyacá, por información que conduzca a la captura de los responsables. Adicionalmente, se ofreció una recompensa nacional de hasta 200 millones para prevenir futuros ataques. Se realizó un consejo de seguridad extraordinario en Tunja con la cúpula militar y autoridades locales, del cual surgieron medidas como el aumento del pie de fuerza, el refuerzo de la inteligencia y la instalación de nuevas cámaras de seguridad. La Alcaldía de Tunja también decretó restricciones temporales, y otras capitales como Medellín reforzaron sus dispositivos de seguridad como medida preventiva.









