División en Europa: el dilema de los activos rusos frena la presión sobre Moscú



La estrategia de los aliados de Ucrania se centra en escalar el conflicto militar y económicamente para forzar a Rusia a una negociación. En este marco, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, se reunió con líderes europeos en Estocolmo, Bruselas y Londres para asegurar más ayuda militar y sanciones.
Como resultado, la Unión Europea (UE) aprobó su paquete de sanciones número 19, mientras que Estados Unidos, bajo la administración de Donald Trump, sancionó a dos importantes petroleras rusas y pospuso un encuentro con Vladímir Putin. Paralelamente, en una reunión de la “Coalición de Voluntarios” en Londres, el primer ministro británico, Keir Starmer, instó a los aliados a proporcionar a Ucrania más misiles de largo alcance para atacar objetivos en territorio ruso. Una pieza clave de la presión financiera es la propuesta de utilizar los activos soberanos rusos congelados en la UE, que superan los 200 mil millones de euros, para financiar un préstamo de 140 mil millones de euros a Ucrania. La idea es que Kiev solo tendría que devolver el crédito una vez que reciba reparaciones de guerra por parte de Rusia, lo que en la práctica equivale a una expropiación de los fondos.
Sin embargo, esta iniciativa ha generado una profunda división dentro del bloque europeo.
La propuesta fue bloqueada en una reciente cumbre de la UE debido a la firme oposición de Bélgica. El primer ministro belga, Bart De Wever, argumentó que su país asumiría un riesgo desproporcionado, ya que la mayor parte de los activos (unos 180 mil millones de euros) se encuentran retenidos en la entidad financiera belga Euroclear. De Wever exigió que el riesgo financiero y legal de una previsible represalia rusa fuera compartido por todos los Estados miembros, una petición que no fue aceptada por potencias como Francia y Alemania, calificadas por analistas como “hipócritas” por no querer asumir sacrificios financieros. El primer ministro belga subrayó que una base legal sólida “no es un lujo” y recordó que ni siquiera durante la Segunda Guerra Mundial se confiscaron activos enemigos.
La controversia también afecta a millones de inversores privados rusos, cuyos fondos y valores quedaron igualmente bloqueados en Euroclear y Clearstream.
Estos ciudadanos, muchos de los cuales no están sancionados, se encuentran en un limbo legal sin mecanismos claros para recuperar su dinero. Mientras algunos proponen liberar los activos de quienes no tienen vínculos con el Kremlin, la UE mantiene los fondos congelados, dejando el futuro de cientos de miles de millones de euros en la incertidumbre.













