Entre el asombro y la precaución: una tormenta geomagnética severa pone a prueba la tecnología global



El Sol emitió el martes 11 de noviembre de 2025 su llamarada más potente del ciclo solar actual, una erupción de clase X5.1, originada en la Región Activa 4274. Este evento liberó una eyección de masa coronal (CME) que se dirige hacia la Tierra, lo que llevó al Centro de Predicción del Clima Espacial (SWPC) de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) a emitir una alerta de tormenta geomagnética severa de nivel G4, una de las más altas en la escala.
El impacto principal se espera para el miércoles 12 de noviembre, y sus efectos podrían extenderse entre 24 y 48 horas.
Como consecuencia, se anticipa un espectáculo natural de gran magnitud: la posibilidad de observar auroras boreales mucho más al sur de lo habitual. Los pronósticos indican que podrían ser visibles en hasta 21 estados de Estados Unidos, incluyendo latitudes tan bajas como Alabama, el norte de California, Illinois y Virginia, e incluso en México.
Para una mejor observación, se recomienda buscar cielos oscuros y sin contaminación lumínica. Sin embargo, la tormenta también representa una amenaza para la infraestructura tecnológica.
Las autoridades han advertido sobre posibles interferencias y perturbaciones en las comunicaciones por radio de alta frecuencia, los sistemas de navegación GPS y las redes eléctricas, especialmente en las regiones de latitudes altas. Se ha recomendado a los operadores de satélites, aerolíneas y servicios de energía que tomen medidas preventivas. Adicionalmente, se monitorea una tormenta de radiación solar de nivel S2. Este aumento en la actividad solar se enmarca en la aproximación del Sol al máximo de su ciclo 25, lo que sugiere que fenómenos energéticos de este tipo podrían volverse más frecuentes. Esto incrementa tanto el riesgo de interrupciones tecnológicas como la probabilidad de presenciar impresionantes auroras.










